BRECEDA, Juan Carlos

Texto de Sandra Avila

Sus obras tienen un estilo variado pero también  muy diverso. Algunas de ellas son apocalípticas con una importante carga de colores y estilo propio. Añade flores y pájaros de una manera sutil. Carlos Breceda nació en El Rosario, Sinaloa, (México) el 21 de diciembre de 1955.
P.- Sandra Ávila ¿Como empezaste a pintar? 
R.- Como casi todo el mundo de niño. 

P.- ¿Óleo o acrílico? 
R.- Dentro de las técnicas tradicionales no existía alguna que se acomodara a mis necesidades. Así que experimenté e inventé una propia. Pienso que el óleo por su tiempo de secado es muy lento y el acrílico resulta demasiado plástico. Entonces utilicé gomas que se usan en la industria alimenticia para mezclar el agua y el aceite. Investigando me encontré con una que está libre de ácido, que no  altera el color y que puedes usar como medio el agua o aceite con pigmentos y crayón litográfico. En cuanto a la gráfica uso las técnicas tradicionales en litografía y grabado pero también utilizo técnicas novedosas  para lograr lo que quiero.

P.- ¿A qué artista admiras? 
R.- Tengo un amigo grabador que se llama Octavio Bajonero que poseía una gran colección de piezas prehispánicas, coloniales, de arte popular y arte contemporáneo y que donó a la fundación del Museo Nacional de la Muerte en Aguascalientes, México. Me invitó a realizar una exposición con ese tema, así que empecé hace algunos años a incluir el tema de la muerte festiva. También he hecho cuadros sobre la muerte derivada de la represión política, de la muerte por la miseria y de la muerte por vivir. 
 P.- ¿A quién admiras? 
R.- Me gustan muchos artistas latinoamericanos y europeos como  Durero, Rembrandt, Goya, Picasso y, en el caso latinoamericano, Diego Rivera, Torres García, Posada, Tamayo.

P.- ¿En qué se basa tu fe espiritual? 
R.- La fe es en sí misma la negación de todo hecho científico, pero  ayuda para que fortalezca el espíritu  y sustente en el trabajo diario.

P.- ¿Como defines tu estilo? 
R.- No sé si tengo un estilo o más bien no sé cómo lo definiría, es una reflexión que no me he hecho. Pero creo que al final deberán ser otras personas las que definan esa cuestión. 
P.- ¿En qué te inspiras cuando creas una nueva obra? 
R.- Nunca sé que es lo que voy a pintar de un modo racional. Empiezo manchando y descubriendo imágenes en las mismas manchas que me va dictando la pintura que estoy haciendo y que a la vez me concatena con la siguiente pintura que voy hacer.

P.- ¿Qué música escuchabas en casa? 
R.- En la región donde yo nací era más fuerte la música de corridos y banda que la influencia del rock and roll. ¿Qué podría ser más fuerte? ¿Esa vivencia de hombres que se matan por casi nada o la búsqueda del amor y paz?

P.- ¿Qué significado tiene cada una de tus obras? 
R.- Espero que no sea la hoguera, más bien que debe alimentar el espíritu alegre de los hombres. 
P.- ¿Cuál es la finalidad de tus obras?  
R.- Siempre pensé que mi trabajo no debía de ser de un sólo grito, creo que más bien que debería ser de muchos gritos, es decir casi contra las normas del mercado. Mi trabajo debería de ser abundante hasta el hartazgo, ya que los medios que utilizo son meramente de carácter primitivo y para tener presencia en muchos sitios, es por eso que debe ser abundante. Sobretodo cuando se trabaja de manera independiente sin tener apoyo de ninguna clase de los burócratas culturales. Y al mismo tiempo gracias a esto me he ganado el derecho a la libertad  y le puedo decir a todos lo que pienso.

P.- ¿A qué jugabas de niño? 
R.- Jugaba principalmente a soñar y luego a leer casi todo lo que caía en mis manos y sobre todo a vivir porque si uno no vive no tiene nada que decir.

P.- ¿Qué artista han influido en tu manera de trabajo y desarrollo? 
R.- Los artistas prehispánicos, los maestros europeos y latinoamericanos.

P.- ¿Si pudieras regresar a la vida a un artista quien elegirías? 
R.-  Al escultor que talló la Coatlicue por la imaginación desbordada y la interpretación de su mundo mágico, y que lo vuelve completamente contemporáneo a pesar de que vivió hace más de 500 años durante la plenitud de la cultura azteca.