ESPIRIDION Luis

Al mencionar la palabra escultura casi siempre viene a la mente su presentación más común, la escultura monumental o urbana que muchas veces es conmemorativa, y la decorativa, esas piezas en serie que vemos en algunas casas de familiares y cuya función es meramente ornamental, la mayoría de los casos de sobremesa.
Existe otro tipo de escultura, más interesante, centrada en la exploración de la tensión entre volumen y espacio, la dialéctica básica de esta disciplina, que considera además texturas y materiales. Todo un mundo desde las anorexias de Giacometti a los agujeros telúricos a través de los que se cuela el viento de Chillida.
Más rara es la escultura que incorpora en sus lenguajes los discursos de la contemporaneidad, creando piezas con una finalidad crítica más allá de la propuesta estética. O más bien como parte de la propuesta formal, como se aprecia en la pieza Chica Bukowsky, de esta serie de trabajos del escultor Luis Espiridión (Guadalajara, 1964), que trae incorporado un poema del escritor grabado sobre el torso y espalda acerca de la vida nocturna y que alude a la prostitución con su pose. Homenaje e inspiración de una determinada estética, noctámbula y canalla, reventada y nihilista.
Los materiales con los que trabaja Espiridión son principalmente bronces y resinas polímeras, también conocidos como polímeros, que además de dar otro tipo de registro y conseguir efectos como las transparencias, imposibles en materiales metálicos, maderas o barros, también permite absorber en su proceso de solidificación otro tipo de materiales como fotos o basura de todo tipo, condones, entre otras cosas. Es éste el caso de la pieza Ninfa con condones, escultura con condones de colores atrapados en el interior de la resina y que en este caso inciden además de en la prostitución en la problemática del sida.
O en la pieza Madame Independance, en cuya base hay un collage con fotos y diversos objetos que aluden a la mexicanidad pero de una manera vaga e irónica, y que viene siendo una parodia de estos festejos del Bicentenario, marco en el cual se le hizo la invitación al artista para realizar esta pieza que se inauguró el 3 de septiembre en el Ex Convento del Carmen, en el centro de Guadalajara.
El uso del lenguaje lúdico le permite a Espiridión dotar de más fluidez a su discurso formal y quitarles la seriedad, o hipocresía, con la que la sociedad acostumbra a tratar ciertos temas, ya sea el sida o la simbología nacionalista, como en la pieza Seducción mortal, que es una burla a la iconografía mexicana acerca de la muerte.
Estos inquietantes personajes aparecen incompletos para dotarlos de anonimato, ya que su particularidad es una ausencia, a modo de alusión irónica del torso de Milet, cuya repetición es ya un clásico de una escultura realizada antes del advenimiento de Cristo y hallada ya en deterioro.
¿Por qué ese énfasis en asociar la escultura con las ruinas? De eso se burla un poco Luis Espiridión con esos personajes mutilados, de algún modo incompletos en los que el artista encuentra un equilibrio estético particular, y con el uso de materiales que tienen más que ver con la Era Post-Industrial que vivimos que con los cánones tradicionales de la Academia.
Por eso, quizás las sirenas de Espiridión, más que en el mar de Bahía de Banderas, donde el artista pasa temporadas y expone, viven en los bules. ®