GUERRERO Alberto

Tras una carrera de más de dos décadas en la plástica, Guerrero Enríquez refiere que en sus inicios fue "figurativo" pero, "como no fui excelso en el dibujo, traté de sacar provecho de mis defectos y, de ese modo, comencé a otorgar a mis figuras humanas y escenarios una deformación mayor", buscando además un equilibro entre la sutileza y una pincelada con fuerza y determinación.
 
De esta forma, explica, "caí en la abstracción", un lenguaje que le atrajo "porque emerge de tus emociones y los sentidos, a diferencia del realismo -que tiene para el espectador más puntos de comparación-; por eso creo que logra un cuadro abstracto es mucho más complicado que uno que refleje lo cotidiano".

En opinión de Guerrero Enríquez, la abstracción "encarna lo más profundo de mi ser, busco representar una historia de lo que he vivido -como en una autobiografía- con empastes y veladuras; por supuesto, en el lienzo hay lugares que 'ataco' más, otros más abiertos, donde el espectador puede intervenir".
 
El pintor agrega que "el lienzo también te dice por dónde; no me cierro a la conceptualización de un cuadro, pero la pintura también opina, me dice qué ponerle o quitarle, por dónde irme"; en estos términos, la pesquisa es encontrar en esta labor "una sincronía" en la que la superficie del cuadro "refleje un estado de ánimo".
 

Por otra parte, Guerrero Enríquez es claro al afirmar que, hoy día, "me encuentro muy a gusto con la línea que voy encontrando; de este modo, se puede dar una conversación agradable y concordante entre mi trabajo y yo. Antes, luchaba mucho con cada pieza, sentía -muchas veces- que salían forzadas y no en su punto".
 
Finalmente, para el pintor, tras más de 20 años de labor creativa y numerosos reconocimientos, "me siento muy bien, sé que vienen cosas mucho mejores; en la actualidad, he logrado desarrollar mi técnica y, en cada pieza, incorporo mi sentir como parte del rompecabezas que se va armando en cada ocasión".